jueves, 11 de julio de 2013

El legado de Percy: Pepe Antártico

Ha fallecido Percy Eaglehurst Ramos, otro de los historietistas insignes de Chile, llevándose el legado del más querido de los caraduras: Pepe Antártico. A sus 92 años, el artista seguía trabajando en el Diario LA Cuarta, y hasta el día de hoy, se seguían publicando sus picarescas tiras.

Percy y Pepe, no sólo son piezas infaltables en el cómic nacional, sino también parte del imaginario colectivo y la idiosincracia chilena, que siempre seguirá tras los pasos del balsa primigenio, el caradura legendario: el Antártico original.

Como homenaje a su legado, los invito a releer la extensa biografía que escribí para la colección de Pepe, editada por Unlimited, con un repaso por la picaresca de antaño y sus múltiples adaptaciones.

Adiós, Maestro.

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Pepe Antártico: El Sinvergüenza más querido de Chile.


Les llaman vivarachos. Pillos. Caraduras. Existen desde tiempos inmemoriales en el ADN nacional, siempre inventando una excusa para salir del paso, dedicando piropos a las más exuberantes mujeres o sacando fiestas instantáneas desde debajo de la manga. El más reconocido de todos ellos nació en el noveno arte. Ésta es la historia de Pepe Antártico.


Acerca de los Sinvergüenzas

Los invito a un juego. Lean despacio el título de esta introducción y traten de no imaginarse a alguien. Vamos, hagan la prueba. ¿Ya trataron? Es casi imposible: todos conocemos, por lo menos, a un par de pillos al que el seudónimo les calza perfecto. Los sinvergüenzas se pasean por las calles de nuestro país a sus anchas, con diferentes edades, caras, sexos y estratos económicos. Los hallamos en nuestras escuelas, trabajos y televisores; nos los encontramos inclusive en nuestra propia casa. No logramos nada con mentirnos: muchas veces en el espejo encontramos la imagen de un sinvergüenza esperando a salir; esa parte del cerebro que quiere ir a por todas sin importar las consecuencias y que hará cualquier cosa para salir del paso y conseguirlo. El verdadero caradura es un sobreviviente, un soldado social: lejos de ocupar una connotación negativa, es una parte vital de como los chilenos reaccionamos a nuestro entorno.

La Historieta Picaresca en Chile

En la década de los veinte el entorno era diametralmente opuesto al que vivimos hoy, rodeados de sobre información y sugerentes imágenes. Sin embargo, el alma pirata del sinvergüenza chileno sólo buscaba un buen medio por el cual salir a escena. En 1923, se imprime “Mi Kits, humor y picardía”, publicación semanal que superaría los veinte ejemplares. Tendrían que pasar más diez años para dar espacio a “Sex Appeal” de 1939. Ambas publicaciones contaban con ilustraciones de bellas mujeres y chistes ilustrados de doble sentido.



Una vez llegada la década de los cuarenta, la sugerentes imágenes del Pin-Up estadounidense –tendencia que retrataba a voluptuosas chicas con un estilo coqueto- se habían esparcido por el mundo debido a la Segunda Guerra Mundial y generan a nivel mundial un “revival” de estas historietas, pensadas para un público derechamente más adulto que el que consumía cómics de acción y aventura. Algunos ejemplos concretos de la época son “Rico Tipo” (exitoso cómic argentino) y “Pobre Diablo” (la infaltable versión nacional), las cuales fueron ilustrados por los mejores dibujantes de la época. Diversos personajes surgieron en esas páginas, generando gran éxito y lectores fieles. Por esta razón, muchos diarios de la época abrieron una oportunidad para que los ilustradores pudieran continuar sus trabajos en secciones especiales de sus tabloides, aprovechando el boom del movimiento. Terminaba aquella década y en uno de estos periódicos –el diario Última Hora- trabajaba dibujando un universitario de nombre Percy Eaglehurst, sin saber que estaría a punto de convertirse en una leyenda de la historieta nacional…

Los Orígenes de Percy



Pero nos estamos adelantando en la historia de este legendario caricaturista, y para revisar el origen de Antártico, hay que retroceder unas decenas de años atrás, donde comienza la cadena de eventos y coincidencias que más tarde culminarían con el génesis del personaje. Mucho antes de que Percy siquiera naciera, su padre –el galés Walter M. Eaglehurst- se quedó varado en Uruguay, sin poder embarcarse de vuelta hacia Europa. ¿La razón? La Primera Guerra Mundial estallaba con furia, y un buque alemán les tapaba el regreso hacia el viejo continente. A la tripulación de Walter se les recomendó entonces que buscaran trabajo en Sudamérica, y el padre de Percy –que contaba con estudios de ingeniero- partió hacia Argentina. Quizás ahí se hubiera quedado de no ser porque se enteró de que al otro lado de la cordillera se estaba gestando un paraíso de oro blanco. El padre del caricaturista no lo pensó dos veces, y se instaló en el norte de Chile trabajando en el medio de la pampa salitrera. Ahí conocería a Telésfora Ramos, la hija menor de su jefe, con la que iniciaría un romance que terminaría en matrimonio. En 1922 nacería en Antofagasta el cuarto hijo de la pareja, Percy Eaglehurst Ramos, quien desde pequeño tendría la pasión del dibujo y el arte en general. 



Al pasar los años, el joven Percy aún no encontraba su lugar y aunque su padre lo visualizaba como un ingeniero igual a él, su retoño –quien no compartía el cariño por los números ni las matemáticas- tenía otras ideas: apenas terminó el colegio se vino a Santiago a estudiar Construcción Civil, pero al año dejaría el ramo por Educación Física. Percy tampoco encontró su camino en el ejercicio, y dedicó dos años para estudiar en el Bellas Artes. Finalmente, esa experiencia lo prepararía para el Pedagógico Técnico de la Universidad de Chile, desde donde se titularía como profesor de dibujo y publicidad. Paralelo a esto, el universitario Percy participaría de manera frecuente en revistas e historietas que se publicaban en la capital, tales como “Topaze”, “El Cabrito”, “Pollo Tejada” y “El Día”, entre otros. El humor y lo picaresco estaba publicándose con mucha fuerza y Percy aprovecharía una increíble oportunidad para construir a su inolvidable personaje.

La Corta vida de José Fresco

Por el año 1947, el diario Última Hora publicaba las aventuras del “Doctor Pacomio”, una tira argentina cuya versión chilena (“El Otro yo del Doctor Merengue”) tenía un humilde éxito. Por distintos problemas diplomáticos entre las naciones trasandinas, el periódico se quedó sin tira cómica, y había que rellenarla, urgentemente, con algo nuevo.



A Percy -que ejercía en ese entonces como dibujante periodístico- se le encargó crear un personaje en la misma línea del doctor, pero con un carisma más autóctono: un tipo astuto, fresco y deslenguado, canchero pero sin caer en el reconocido arquetipo del roto chileno ni del huaso, que ya tenía representantes claros en las viñetas. Percy, con 25 años, tuvo la tarea de desentrañar al chileno de clase media, un personaje común y corriente que reflejara una parte de nuestra idiosincrasia, sin caer en la vulgaridad. No podía ser un tipo triste, amargado, ni con mala suerte, sino al contrario: para Percy era necesario que tuviera una alegría y humor a flor de piel, que fuera siempre curioso y por lo mismo, un eterno intruso. De a poco, el caricaturista fue armando a este adorable sinvergüenza con un singular apetito por el género femenino. Luego de darle un par de vueltas, un nombre surgió de forma natural: José Fresco. Y tal vez hubiera sido el nombre con el cual se hubiera publicado finalmente, sino fuera por la noticia estrella de aquella época: Gabriel González Videla, Jefe de Estado por esos años, aparecía en todas las noticias con el sobrenombre de “el Presidente Antártico”, celebrando la posesión chilena en las blancas tierras del sur. Para Percy quedó todo claro. Cambió el apellido del personaje y al presentarlo en el periódico, su editor haría la otra parte, acortando José con el diminutivo que todos conocemos: había nacido el gran Pepe Antártico.

Construyendo a Pepe Antártico

Sin lugar a dudas, una parte vital del personaje es su particular apariencia. La característica más visible es su inmensa nariz. Percy lo hizo con su qué: como todo intruso Pepe Antártico iba a meter las narices incluso donde no lo llamaran. Dueño de un jopo clásico para la época y vestido originalmente con un traje a rayas, contaba con una bajísima estatura, que lo dejaba a la altura exacta para disfrutar de los encantos femeninos.



La preferencia de Antártico no tiene límites: le gustan las mujeres bellas y exuberantes, pero si tiene problemas, utilizará su vocabulario e ingenio hasta para convencer a algunas de no tan afortunado aspecto, siempre que pueda conseguir algún beneficio de ello. El pequeño Don Juan no es joven tampoco, pero la edad no lo ha convertido en un hombre responsable: suele meterse en problemas imposibles de los cuales –muchas veces- no sabe como salir. A pesar de su tamaño y narizota, parece disfrutar de un éxito más que respetable entre las féminas, pero si sus avances sobre ellas no son bien recibidos, puede terminar con algún ojo morado. Sus legendarios métodos de conquista no son detenidos ni siquiera por las mujeres casadas y sus armas de seducción son su gran humor, ingenio y frases con doble sentido. Pepe Antártico es el terror de los maridos, quienes temen encontrarse en cualquier momento al clásico jopo dentro de su lecho marital. 

Una y otra vez ha defendido Percy a su personaje de algunos malintencionados que consideran que Antártico incita al adulterio, lo que por supuesto, resulta falso. Las aventuras de Pepe, como toda buena caricatura, son una exageración de la realidad y todas las infidelidades que muestra son justamente para reírnos de nosotros mismos, tanto solteros como emparejados.

Es esta visión picaresca de la realidad la que hace que este pequeño galán tenga tanto éxito entre las damas, además de entregarle todos los disfraces concebibles (abogado, doctor, policía, explorador, vaquero entre otros), con la sola idea de divertir al lector en diferentes situaciones.


La Trayectoria de un Conquistador

Demás está decir que el éxito de las historias de Pepe Antártico lo han convertido en uno de los personajes con el recorrido más largo dentro de las viñetas nacionales. Luego de sus comienzos en las tiras de Última Hora, a finales de 1952 el caradura creado por Percy pasaría a publicarse periódicamente en el diario La Tercera, donde se radicaría por los próximos 40 años. En ese tabloide compartiría durante un tiempo un suplemento dominical con grandes personajes del cómic internacional, como “El Fantasma” y “Mandrake el Mago”. A mediados de los años noventa, la carrera de Pepe en las tiras diarias se cambiaría a La Cuarta, donde se mantiene hasta el día de hoy, tan vigente como en 1947. 



Aparte de publicarse en periódicos, Percy y su personaje probaron suerte en las revistas. El año 1951 saldría a la venta “Risas de Pepe Antártico”, que contaba con la recopilación de algunas tiras clásicas y alcanzaría un poco más de una decena de números. Casi al terminar la misma década, se publicaría “Pepe Antártico, el Agente 0096”, que continuaría por algunos números. Luego, durante un periodo que abarcó el final de los sesentas y la mitad de los setentas, nuestro sinvergüenza favorito contaría con una revista propia – “Pepe Antártico”-, con un tono más adulto, en donde figurarían ilustraciones de varios dibujantes, extendiendo sus tiras cómicas a relatos, aventuras y chistes varios. Además, incluirían recopilaciones del trabajo anterior de Percy junto con sugerentes fotos de modelos, en las cuales se dibujaba a Antártico a modo de entrevistador. La revista haría un pequeño retorno en la década de los ochentas, pero desapareció luego de un par de ejemplares. Finalmente hoy, luego de una larga espera, el pícaro del jopo vuelve en gloria y majestad a todos los quioscos.

Reconocimientos y Adaptaciones Antárticas

No sólo de revistas y diarios vive Pepe Antártico. Su difusión ha sido tal que sus aventuras se han visto traducidas a múltiples idiomas, e incluso han sido adaptadas por distintos medios. Tuvo sus cortos animados, su representación en el “Jappening con Ja” (interpretado por Patricio Torres)) y hasta una película directa al video protagonizada por el humorista Chicho Azúa. El 2007 se inauguró un monumento de Antártico en el Parque del Cómic, ubicado en la comuna de San Miguel, en Santiago.



Percy, por su parte, cuanta con cientos de distinciones nacionales e internacionales. Visitó los estudios de Walt Disney por una invitación personal de dos semanas, obtuvo el primer premio en el Concurso Teatral de 1958; fue el Premio Nacional de Periodismo –mención dibujo- en 1969 y también obtuvo el Premio Nacional de Tránsito en 1980. Por si fuera poco, Percy es profesor honorario en la Universidad Alcalá de Henares, la más antigua del mundo.

Luego de 64 años de éxitos, el camino sigue claro para Pepe y Percy: seguir sacando sonrisas mientras inspiran diariamente a ese querido sinvergüenza que todos los lectores llevamos dentro.



miércoles, 15 de mayo de 2013

Lo que queda del Olimpo

Para el Chebu, el gato que vivió.




Zeus mira a su alrededor y sabe que el mundo ha avanzado sin él y lo ha dejado atrás. Qué se le va a hacer: se lo advirtieron una y mil veces en lo alto de su montaña, en ese lugar milagroso en donde sólo los eternos y locos podían pasar. Pero el Dios del Rayo se creía invencible y los siglos le demostraron lo contrario. Ahora ya es tarde, y Zeus lo sabe. En la televisión, cientos de policías arremeten contra lo último que queda de dignidad griega. El lugar donde nació la democracia se desploma junto la igualdad y la justicia. Su gente, amontonada como otrora lo hacían sus soldados, defienden los pocos fósiles de filosofía que aún pueden rescatar y piden ayuda a oídos divinos.

Ya es tarde: el Olimpo ya no existe.


Quizá todo hubiera resultado diferente si no hubiesen dejado el politeísmo. Hace cientos de años había Dioses para todo: para beber, para follar, para rezar y para odiar. Es cierto, casi todo dependía de sus absurdos designios y conocimientos, pero hey, quizá habría sido conveniente confiar en eso antes que dejarles las riendas del mundo a los humanos. Zeus masculla la idea, mientras sus ojos brillan en la oscuridad al apagarse la pantalla. Quizá converse de eso con Odín y Ra, más tarde. Casi siempre hablan de comida, del calor, de los amos, temas simples. Quizá hablar de su ausencia como Seres Supremos mueva un poco las cosas.


Si algo no ha cambiado en nada, es que Zeus sigue adorando la noche y las alturas. A veces sube al refrigerador sin avisarle a nadie, con el único propósito de volver a sentirse alto. Trepa hacia el balcón y se queda mirando el cielo, añorando una buena tormenta eléctrica y tal vez, a sus hermanos. Vuelve a las batallas contra Cronos y los Titanes cada vez que atrapa una polilla, convirtiendo cada cacería en una guerra, en un logro intrincado lleno de relámpagos y gigantes. La devaluación de la mitología ha sido impactante, rumea Zeus, mientras se lame la pata y procede a limpiar sus bigotes. Es soberbio, cierto, pero entiende que ya no exista cabida en esta sociedad para los Dioses y aún más, comprende las razones que lo han llevado a transformarse en algo tan frágil y encantador. 




Con el tiempo, ha aprendido las reglas que entrega su nuevo estatus: baja las orejas cínicamente cuando sus amos lo castigan, ronronea en la oscuridad para exigirles cariño o incluso, les dedica alguna gracia para de vez en cuando hacerlos sonreír. A pesar de verse reducido, cree que sigue llevándoles ventaja. Aún tiene el control; aún hace lo que quiere. Sabe que le perdonarán cualquier maldad cometida y que más temprano que tarde volverán a rendirle honores abriendo un tarro de atún, pidiendo a gritos su compañía, viviendo siempre pendientes de sus más mínimas necesidades.


Así somos los humanos. Pues mientras se han caído y levantado decenas de religiones, nosotros seguimos ahí, pasivos, buscando órdenes en el aire, tan perdidos como antaño. Pero si algo puede decirse, jamás solos. Porque donde yacen los cadáveres de las deidades del ayer ahora tenemos a nuestras mascotas, para quererlos, para adorarlos y servirlos en el mismo pedestal que hace miles de años sólo ocupaban los inmortales.

jueves, 18 de abril de 2013

Superman, el hombre que podía volar.

No todos podemos cumplir setenta y cinco años y jactarnos de estar más jóvenes que nunca. Excepto uno. Un mito vestido de azul y rojo, inolvidable inspiración para más de cuatro generaciones. El primero del panteón superheróico, el sobreviviente, el inspirador, la leyenda que partió el incendio que hoy es la industria.

En su cumpleaños, subo un pequeño homenaje para el último hijo de kryptón, parte de la introducción original de la colección de Unlimited del superhéroe, que tuve la suerte de escribir hace algunos años. Un resumen para el que no conoce nada del kryptoniano, un regalo nostáligico para los que lo saben todo. 

Salud por los setenta y cinco, Clark Kent. 
Up, up, and away.

SUPERMAN: 
El Hombre de Acero 

Fue el primer superhéroe jamás creado, y desde sus comienzos, un ícono de la verdad y la justicia. Esta es la historia del último hijo de Krypton; el eterno personaje que nos hizo creer que un hombre podía volar. 
La evolución del Hombre de Acero.
Es casi imposible imaginarlo hoy, cuando los personajes con capas y mallas nos rodean en las pantallas del cine y televisión o en publicaciones como ésta, pero hace mucho tiempo, en la década de los treinta del siglo pasado, no existían los superhéroes. Por supuesto, sí habían cómics y figuras heroicas, y los niños de la época jugaban a los justicieros igual que ahora, pero casi ningún personaje tenía súper poderes. Los protagonistas enmascarados se limitaban a ocupar armas, antifaces; a viajar por el espacio o a explorar lo desconocido. Por años, aquellos titanes brillaron con valentía y coraje, pero el tiempo les cobró la cuota: se comenzaban a copiar entre ellos mismos, extinguiendo rápidamente una moda que se creía eterna. Y cuando parecía que los tebeos de aventuras desaparecerían para siempre, fueron un par de jóvenes de Cleveland los que cambiaron para siempre los estándares del cómic mundial. 

Siegel y Shuster: los hombres que lo iniciaron todo.
Joe Shuster y Jerry Siegel, dos mejores amigos fanáticos de aquellos héroes del pulp y de la mitología clásica, comenzaron a trabajar en un concepto transgresor para una época demasiado oscura: la segunda guerra mundial estaba por empezar, y la Gran Depresión cubría como una sombra a los Estados Unidos. Era necesario, entonces, inventar un personaje que fuera más que un héroe. Años antes habían creado un concepto de “Superman”, basado en la ciencia ficción, que no tuvo éxito ni popularidad, y que fue recibido con no pocas burlas de parte de muchos editores de aquellos años. Siegel, acostumbrado a recibir negativas editoriales, recogió todo el valor que le quedaba y no se desanimó: siguió trastocando su idea original por años hasta que logró dar con algo brillante: en alguna parte del Universo, un planeta a punto de explotar enviaba a la Tierra a su último sobreviviente, un niño que al crecer tendría habilidades sobrehumanos y que se convertiría en su salvador. Shuster recibió la idea con gran entusiasmo, y usó las siguientes horas para dibujar los primeros bocetos del que se sería el primer superhéroe de la historia. Sin saberlo, los dos amigos terminaban de colocarle una capa y una S gigante en el pecho al que se convertiría en el héroe definitivo hasta nuestros días. 


El legendario ACTION COMICS #1

Superman tuvo una carrera en los periódicos locales antes de saltar a los cómics. En el intertanto, Siegel y Shuster consiguieron trabajo en Detective Comics (hoy la editorial llamada DC), y esperaron pacientes, escribiendo otros personajes, hasta 1938, el momento del lanzamiento de Action Comics, una revista hermana de Detective y en donde Superman haría su debut en las revistas de historietas. Fue un éxito inmediato. No había idea publicándose en ese entonces que siquiera se le pareciese, y tanto niños como adultos creyeron inmediatamente en este personaje que podía “correr más rápido una bala”, ser “más poderoso que una locomotora”, y “sobrepasar edificios de un solo salto”, como rezarían sus promociones. Era el comienzo de una nueva era, la culminación del anhelo de dos amigos, y quizá una reproducción moderna de los mitos de la antigüedad que tanto les fascinaban: el superhombre lleno de virtud dispuesto a sacrificarse por cambiar el mundo.

Fue el momento indicado: las ventas de Action Comics volaron más que el mismo héroe, y las ediciones bordeaban el medio millón de ejemplares con cada número de su colección. Superman se convertía rápidamente en una sensación: se disparó a las radios, en donde tuvo sus programas de radioteatro; cultivó una serie animada y una serie con actores de carne y hueso (más información en el próximo segmento), y sus aventuras se publicaban en diarios y revistas por igual. Al pasar los meses, este nuevo concepto heroico se instalaba en el subconsciente de guionistas y dibujantes, dando inicio a la Golden Age de los cómics; una Edad Dorada en donde las mallas y capas de colores poblaron el imaginario popular y otros superhéroes, como Batman, The Flash o Wonder Woman seguirían las hazañas del súper campeón con la capa roja. Habían nacido los superhéroes.


Súper Adaptaciones 


Desde su aparición, Superman contó con el beneplácito de lectores y productores: era tan brillante y sencilla la idea bajo su origen y poderes, que adaptar sus aventuras a todos los medios conocidos era, más que lógico, un súper negocio. Luego de su reinado en periódicos y revistas, el Hombre de Acero se pasó en 1940 a la onda corta, con un radio teatro llamado “The Adventures of Superman”, en donde Bud Collyer hacía el papel del héroe y cuyo éxito la haría perdurar más de una década. Fue justamente en la radio donde nacieron las frases que definirían la presentación del superhéroe, preguntándose, mirando al cielo: “¿es un pájaro? ¿es un avión?”. La pantalla de la televisión aprovecharía este éxito para crear una serie de fabulosos cortos animados producidos por los Estudios Fleischer (1941), que contarían con la misma voz de Collyer y hasta se estrenarían luego en los cines, como una introducción para múltiples largometrajes en blanco y negro (1948) protagonizadas por Kirk Alyn, el primer hombre en colocarse las mallas azules.

Los más reconocidos Hombres de Acero.
Ya en 1952, Superman saltó a la pantalla chica con una serie de actores de carne y hueso, “Adventures of Superman”, protagonizada por el inmortal George Reeves, que tuvo más de 100 episodios al aire y se extendería hasta 1958. Para la década de los sesentas, se preparó como experimento un musical de Broadway protagonizado por el héroe: “It’s a bird, it’s a plane.. it’s Superman”, que no consiguió el éxito esperado, lo que fue subsanado por la nueva serie de cortos animados “The New Adventures of Superman”, que retomaban la historia clásica e incluso volvían a colocar la voz de Collyer como el kryptoniano.

En la década de los setentas, el imperio infantil estaba en los grandes estudios de animación, y Superman se aprovechó de esto para liderar a los “Super-Friends” (1973), una adaptación libre de la Liga de la Justicia por Hanna-Barbera que fue sensación en su época y se extendió, con varias temporadas, hasta 1986, justo en la época en donde DC Comics modernizaría al héroe con un nuevo origen.
Christopher Reeve, el hombre que voló.

No podemos dejar fuera a la inolvidable saga de películas protagonizadas por Christopher Reeve, las dos primeras (Superman, 1978 – Superman II, 1980) dirigidas por Richard Donner y Richard Lester, que se convirtieron en el referente moderno para los fans del personaje. Por primera vez se contaba con la tecnología para hacer de Superman un héroe con poderes creíbles en pantalla y fue la presencia de Reeve la que no sólo lo convirtió en un referente a seguir para los escritores y dibujantes de Superman de la época, sino que le hizo creer al mundo entero lo que Siegel y Shuster sólo soñaron décadas antes: que un hombre podía volar.


Mientras tanto, la televisión nos sorprendía con una nueva serie animada, titulada solamente “Superman” (1988), producida por la compañía Ruby Spears y que, a pesar de contar sólo con 13 episodios, incluiría la versión del tema de Superman en el cine, compuesto por John Williams. Ese mismo año, se estrenaría la serie con actores, “Superboy”, que a pesar de durar cuatro temporadas sería un verdadero desastre en críticas, pero que confirmaba el interés del público en las historias del hombre de acero.

Llegaban los noventas y las nuevas versiones del Último Hijo de Kryptón no se harían esperar: en televisión se estrenaría “Lois & Clark: The New Adventures od Superman” (1993-1997) protagonizada por Teri Hatcher y Dean Cain, y paralelamente en 1996, vería la luz la increíble “Superman: The Animated Series”, hermana de la popular serie de dibujos del Hombre Murciélago, y que para muchos, se convertiría en la lectura más fiel de Superman, bebiendo de todas las fuentes que nombramos anteriormente y llevando el estándar del héroe hacia el siguiente milenio. 

Superman: The Animated Series, quizá la mejor adaptación jam,ás hecha del mito acerca del último hijo de Kryptón.

El Hombre de Acero haría su debut en el siglo veintiuno con “Smallville” (2001), una exitosa serie de televisión que narraría las aventuras de Clark Kent antes de convertirse en el héroe invencible; a pesar de múltiples polémicas acerca de su calidad y fidelidad a la fuente original, se convirtió en parte importante del mito para los lectores de la nueva generación. Odiada por la gran cantidad de los fanáticos del cómic, la serie juvenil consiguió hacer lo que muchos otros proyectos intentaron sin suerte: familiarizar no sólo a Superman, sino a diferentes héroes y villanos con un montón de posibles nuevos interesados en la lectura de la historieta. Terminamos este recorrido con el director Bryan Singer y su visión del kryptoniano en “Superman Returns” (2006) una suerte de continuación de las películas de Donner y Reeve que sería un completo fracaso, tanto en críticas como espectadores y que dejaría en suspenso una nueva versión de Superman en la taquilla. 

Por eso, hoy los temores y expectativas de los fanáticos están puestas sobre Zack Snyder (300, Watchmen) quien será el encargado de llevar a nuestro héroe en una completamente remozada versión, llena de efectos y tecnología: la esperada “Man of Steel” (2013). En cuanto a adaptaciones, al Hombre del Mañana aún le queda mucho por pelear.





El Universo de la S 

La miniserie que presentó al Superman de la Edad Moderna: The Man of Steel de John Byrne.
Un largo camino desde Siegel y Shuster tendría que recorrer Superman para convertirse en el héroe que hoy leemos. Como fundador de la Golden Age, redefinió los estándares del héroe: como extraterrestre, llevaría una doble vida bajo su identidad humana, y sería tan sensible en sus emociones como los mismos lectores. Con los años, se le agregarían los detalles que son ya parte de su mitología: el Daily Planet (originalmente Daily Star); su nombre de civil, Clark Kent (cuando en un principio provenía de un orfanato); el planeta Krypton (anteriormente sin nombre) y la definición de todo sus personajes secundarios: Pa y Ma Kent, sus padres adoptivos; Jor-El y Lara, sus padres biológicos; Lois Lane, Jimmy Olsen y Perry White (la periodista enamorada, el ingenuo fotógrafo y el jefe rezongón): su gran base secreta en el ártico -la Fortaleza de la Soledad- y muchos otros personajes (inclusive una larga lista de súper-mascotas y súper-familiares) que se fueron convirtiendo en obligación al adaptar para cualquier versión que se precie del superhéroe. 

Quizá el más impactante de los momentos en la historia de Superman: su propia muerte.
Autores y artistas de la talla de Al Plastino, Wayne Boring y el maestro Curt Swan en los períodos clásicos; John Byrne, Jerry Ordway y Dan Jurgens en las épocas modernas y hoy, talentos de la talla de Jim Lee, JM Straczynski o Grant Morrison, han dejado su aporte para expandir el universo del superhéroe pero manteniendo su noble esencia intacta.


Los Villanos de la S

Es imposible pensar en Superman sin evocar a una figura que ha sido adaptada en casi todas sus versiones: Lex Luthor. Brillante científico, afamado millonario, el calvo autoprolamado “rey” de Metropolis es la mayor amenaza que tiene el Hombre de Acero, siempre complicándolo y poniendo a prueba sus poderes. Para Luthor es inaceptable la existencia de este “nuevo Dios” en su ciudad y se convence de que bajo su capa roja, el extraterrestre planea apoderarse de la Tierra. Entre lo múltiples experimentos que Luthor financia y realiza, encontramos a Bizarro, un clon malformado de Superman que comparte su fuerza y poder, pero afortunadamente no su intelecto. Como él, Parasite es otro monstruo derivado de la ciencia; una bestia púrpura capaz de absorber toda energía y ocuparla para su beneficio.

Luthor contra Brianiac: enemigos, rivales y amenazas.

Otra de las grandes amenazas clásicas del kryptoniano que veremos es una versión de Brainiac, un conquistador del planeta Colu que acumula ciudades y civilizaciones en botellas (como la ciudad kryptoniana de Kandor”) y cuyo objetivo es agregar la Tierra a su terrible catálogo. De igual origen extraterrestre, inclusive del mismísimo Krypton, es el General Zod , en cuya versión original es un militar con un pasado en común con Jor –El, el padre de nuestro héroe y que conoce sus debilidades. 

Se necesita de toda la maldad, el ingenio y la fuerza para acabar con Superman… ¿podrá alguno de estos villanos acabar para siempre con el Hombre de Acero? La batalla está muy lejos de terminar. 


Poderes bajo un Sol Amarillo 

Superman, rebotando balas, por Alex Ross.

Con el paso de los años, Superman fue adquiriendo cada vez más poderes, entre los que se encuentran su súper fuerza, velocidad, resistencia y capacidad de volar, los más reconocibles; visión de calor, térmica y rayos x; está dotado de una súper inteligencia (de ahí su capacidad moral, pero también un gran interés científico), e incluso posee un pequeño campo de invulnerabilidad que puede mantener hasta a su traje sin desgarrarse. Igualmente, Superman cuenta con dos grandes debilidades: por un lado la Kryptonita, fragmentos de su planeta que llegaron al explotar y que pueden causarle incluso la muerte (e infinitos otros síntomas, dependiendo de su color); y a pesar de aguantar golpes, rayos y disparos como nadie, tampoco es ajeno al poder de la magia, convirtiéndose en su otra gran amenaza.