jueves, 18 de abril de 2013

Superman, el hombre que podía volar.

No todos podemos cumplir setenta y cinco años y jactarnos de estar más jóvenes que nunca. Excepto uno. Un mito vestido de azul y rojo, inolvidable inspiración para más de cuatro generaciones. El primero del panteón superheróico, el sobreviviente, el inspirador, la leyenda que partió el incendio que hoy es la industria.

En su cumpleaños, subo un pequeño homenaje para el último hijo de kryptón, parte de la introducción original de la colección de Unlimited del superhéroe, que tuve la suerte de escribir hace algunos años. Un resumen para el que no conoce nada del kryptoniano, un regalo nostáligico para los que lo saben todo. 

Salud por los setenta y cinco, Clark Kent. 
Up, up, and away.

SUPERMAN: 
El Hombre de Acero 

Fue el primer superhéroe jamás creado, y desde sus comienzos, un ícono de la verdad y la justicia. Esta es la historia del último hijo de Krypton; el eterno personaje que nos hizo creer que un hombre podía volar. 
La evolución del Hombre de Acero.
Es casi imposible imaginarlo hoy, cuando los personajes con capas y mallas nos rodean en las pantallas del cine y televisión o en publicaciones como ésta, pero hace mucho tiempo, en la década de los treinta del siglo pasado, no existían los superhéroes. Por supuesto, sí habían cómics y figuras heroicas, y los niños de la época jugaban a los justicieros igual que ahora, pero casi ningún personaje tenía súper poderes. Los protagonistas enmascarados se limitaban a ocupar armas, antifaces; a viajar por el espacio o a explorar lo desconocido. Por años, aquellos titanes brillaron con valentía y coraje, pero el tiempo les cobró la cuota: se comenzaban a copiar entre ellos mismos, extinguiendo rápidamente una moda que se creía eterna. Y cuando parecía que los tebeos de aventuras desaparecerían para siempre, fueron un par de jóvenes de Cleveland los que cambiaron para siempre los estándares del cómic mundial. 

Siegel y Shuster: los hombres que lo iniciaron todo.
Joe Shuster y Jerry Siegel, dos mejores amigos fanáticos de aquellos héroes del pulp y de la mitología clásica, comenzaron a trabajar en un concepto transgresor para una época demasiado oscura: la segunda guerra mundial estaba por empezar, y la Gran Depresión cubría como una sombra a los Estados Unidos. Era necesario, entonces, inventar un personaje que fuera más que un héroe. Años antes habían creado un concepto de “Superman”, basado en la ciencia ficción, que no tuvo éxito ni popularidad, y que fue recibido con no pocas burlas de parte de muchos editores de aquellos años. Siegel, acostumbrado a recibir negativas editoriales, recogió todo el valor que le quedaba y no se desanimó: siguió trastocando su idea original por años hasta que logró dar con algo brillante: en alguna parte del Universo, un planeta a punto de explotar enviaba a la Tierra a su último sobreviviente, un niño que al crecer tendría habilidades sobrehumanos y que se convertiría en su salvador. Shuster recibió la idea con gran entusiasmo, y usó las siguientes horas para dibujar los primeros bocetos del que se sería el primer superhéroe de la historia. Sin saberlo, los dos amigos terminaban de colocarle una capa y una S gigante en el pecho al que se convertiría en el héroe definitivo hasta nuestros días. 


El legendario ACTION COMICS #1

Superman tuvo una carrera en los periódicos locales antes de saltar a los cómics. En el intertanto, Siegel y Shuster consiguieron trabajo en Detective Comics (hoy la editorial llamada DC), y esperaron pacientes, escribiendo otros personajes, hasta 1938, el momento del lanzamiento de Action Comics, una revista hermana de Detective y en donde Superman haría su debut en las revistas de historietas. Fue un éxito inmediato. No había idea publicándose en ese entonces que siquiera se le pareciese, y tanto niños como adultos creyeron inmediatamente en este personaje que podía “correr más rápido una bala”, ser “más poderoso que una locomotora”, y “sobrepasar edificios de un solo salto”, como rezarían sus promociones. Era el comienzo de una nueva era, la culminación del anhelo de dos amigos, y quizá una reproducción moderna de los mitos de la antigüedad que tanto les fascinaban: el superhombre lleno de virtud dispuesto a sacrificarse por cambiar el mundo.

Fue el momento indicado: las ventas de Action Comics volaron más que el mismo héroe, y las ediciones bordeaban el medio millón de ejemplares con cada número de su colección. Superman se convertía rápidamente en una sensación: se disparó a las radios, en donde tuvo sus programas de radioteatro; cultivó una serie animada y una serie con actores de carne y hueso (más información en el próximo segmento), y sus aventuras se publicaban en diarios y revistas por igual. Al pasar los meses, este nuevo concepto heroico se instalaba en el subconsciente de guionistas y dibujantes, dando inicio a la Golden Age de los cómics; una Edad Dorada en donde las mallas y capas de colores poblaron el imaginario popular y otros superhéroes, como Batman, The Flash o Wonder Woman seguirían las hazañas del súper campeón con la capa roja. Habían nacido los superhéroes.


Súper Adaptaciones 


Desde su aparición, Superman contó con el beneplácito de lectores y productores: era tan brillante y sencilla la idea bajo su origen y poderes, que adaptar sus aventuras a todos los medios conocidos era, más que lógico, un súper negocio. Luego de su reinado en periódicos y revistas, el Hombre de Acero se pasó en 1940 a la onda corta, con un radio teatro llamado “The Adventures of Superman”, en donde Bud Collyer hacía el papel del héroe y cuyo éxito la haría perdurar más de una década. Fue justamente en la radio donde nacieron las frases que definirían la presentación del superhéroe, preguntándose, mirando al cielo: “¿es un pájaro? ¿es un avión?”. La pantalla de la televisión aprovecharía este éxito para crear una serie de fabulosos cortos animados producidos por los Estudios Fleischer (1941), que contarían con la misma voz de Collyer y hasta se estrenarían luego en los cines, como una introducción para múltiples largometrajes en blanco y negro (1948) protagonizadas por Kirk Alyn, el primer hombre en colocarse las mallas azules.

Los más reconocidos Hombres de Acero.
Ya en 1952, Superman saltó a la pantalla chica con una serie de actores de carne y hueso, “Adventures of Superman”, protagonizada por el inmortal George Reeves, que tuvo más de 100 episodios al aire y se extendería hasta 1958. Para la década de los sesentas, se preparó como experimento un musical de Broadway protagonizado por el héroe: “It’s a bird, it’s a plane.. it’s Superman”, que no consiguió el éxito esperado, lo que fue subsanado por la nueva serie de cortos animados “The New Adventures of Superman”, que retomaban la historia clásica e incluso volvían a colocar la voz de Collyer como el kryptoniano.

En la década de los setentas, el imperio infantil estaba en los grandes estudios de animación, y Superman se aprovechó de esto para liderar a los “Super-Friends” (1973), una adaptación libre de la Liga de la Justicia por Hanna-Barbera que fue sensación en su época y se extendió, con varias temporadas, hasta 1986, justo en la época en donde DC Comics modernizaría al héroe con un nuevo origen.
Christopher Reeve, el hombre que voló.

No podemos dejar fuera a la inolvidable saga de películas protagonizadas por Christopher Reeve, las dos primeras (Superman, 1978 – Superman II, 1980) dirigidas por Richard Donner y Richard Lester, que se convirtieron en el referente moderno para los fans del personaje. Por primera vez se contaba con la tecnología para hacer de Superman un héroe con poderes creíbles en pantalla y fue la presencia de Reeve la que no sólo lo convirtió en un referente a seguir para los escritores y dibujantes de Superman de la época, sino que le hizo creer al mundo entero lo que Siegel y Shuster sólo soñaron décadas antes: que un hombre podía volar.


Mientras tanto, la televisión nos sorprendía con una nueva serie animada, titulada solamente “Superman” (1988), producida por la compañía Ruby Spears y que, a pesar de contar sólo con 13 episodios, incluiría la versión del tema de Superman en el cine, compuesto por John Williams. Ese mismo año, se estrenaría la serie con actores, “Superboy”, que a pesar de durar cuatro temporadas sería un verdadero desastre en críticas, pero que confirmaba el interés del público en las historias del hombre de acero.

Llegaban los noventas y las nuevas versiones del Último Hijo de Kryptón no se harían esperar: en televisión se estrenaría “Lois & Clark: The New Adventures od Superman” (1993-1997) protagonizada por Teri Hatcher y Dean Cain, y paralelamente en 1996, vería la luz la increíble “Superman: The Animated Series”, hermana de la popular serie de dibujos del Hombre Murciélago, y que para muchos, se convertiría en la lectura más fiel de Superman, bebiendo de todas las fuentes que nombramos anteriormente y llevando el estándar del héroe hacia el siguiente milenio. 

Superman: The Animated Series, quizá la mejor adaptación jam,ás hecha del mito acerca del último hijo de Kryptón.

El Hombre de Acero haría su debut en el siglo veintiuno con “Smallville” (2001), una exitosa serie de televisión que narraría las aventuras de Clark Kent antes de convertirse en el héroe invencible; a pesar de múltiples polémicas acerca de su calidad y fidelidad a la fuente original, se convirtió en parte importante del mito para los lectores de la nueva generación. Odiada por la gran cantidad de los fanáticos del cómic, la serie juvenil consiguió hacer lo que muchos otros proyectos intentaron sin suerte: familiarizar no sólo a Superman, sino a diferentes héroes y villanos con un montón de posibles nuevos interesados en la lectura de la historieta. Terminamos este recorrido con el director Bryan Singer y su visión del kryptoniano en “Superman Returns” (2006) una suerte de continuación de las películas de Donner y Reeve que sería un completo fracaso, tanto en críticas como espectadores y que dejaría en suspenso una nueva versión de Superman en la taquilla. 

Por eso, hoy los temores y expectativas de los fanáticos están puestas sobre Zack Snyder (300, Watchmen) quien será el encargado de llevar a nuestro héroe en una completamente remozada versión, llena de efectos y tecnología: la esperada “Man of Steel” (2013). En cuanto a adaptaciones, al Hombre del Mañana aún le queda mucho por pelear.





El Universo de la S 

La miniserie que presentó al Superman de la Edad Moderna: The Man of Steel de John Byrne.
Un largo camino desde Siegel y Shuster tendría que recorrer Superman para convertirse en el héroe que hoy leemos. Como fundador de la Golden Age, redefinió los estándares del héroe: como extraterrestre, llevaría una doble vida bajo su identidad humana, y sería tan sensible en sus emociones como los mismos lectores. Con los años, se le agregarían los detalles que son ya parte de su mitología: el Daily Planet (originalmente Daily Star); su nombre de civil, Clark Kent (cuando en un principio provenía de un orfanato); el planeta Krypton (anteriormente sin nombre) y la definición de todo sus personajes secundarios: Pa y Ma Kent, sus padres adoptivos; Jor-El y Lara, sus padres biológicos; Lois Lane, Jimmy Olsen y Perry White (la periodista enamorada, el ingenuo fotógrafo y el jefe rezongón): su gran base secreta en el ártico -la Fortaleza de la Soledad- y muchos otros personajes (inclusive una larga lista de súper-mascotas y súper-familiares) que se fueron convirtiendo en obligación al adaptar para cualquier versión que se precie del superhéroe. 

Quizá el más impactante de los momentos en la historia de Superman: su propia muerte.
Autores y artistas de la talla de Al Plastino, Wayne Boring y el maestro Curt Swan en los períodos clásicos; John Byrne, Jerry Ordway y Dan Jurgens en las épocas modernas y hoy, talentos de la talla de Jim Lee, JM Straczynski o Grant Morrison, han dejado su aporte para expandir el universo del superhéroe pero manteniendo su noble esencia intacta.


Los Villanos de la S

Es imposible pensar en Superman sin evocar a una figura que ha sido adaptada en casi todas sus versiones: Lex Luthor. Brillante científico, afamado millonario, el calvo autoprolamado “rey” de Metropolis es la mayor amenaza que tiene el Hombre de Acero, siempre complicándolo y poniendo a prueba sus poderes. Para Luthor es inaceptable la existencia de este “nuevo Dios” en su ciudad y se convence de que bajo su capa roja, el extraterrestre planea apoderarse de la Tierra. Entre lo múltiples experimentos que Luthor financia y realiza, encontramos a Bizarro, un clon malformado de Superman que comparte su fuerza y poder, pero afortunadamente no su intelecto. Como él, Parasite es otro monstruo derivado de la ciencia; una bestia púrpura capaz de absorber toda energía y ocuparla para su beneficio.

Luthor contra Brianiac: enemigos, rivales y amenazas.

Otra de las grandes amenazas clásicas del kryptoniano que veremos es una versión de Brainiac, un conquistador del planeta Colu que acumula ciudades y civilizaciones en botellas (como la ciudad kryptoniana de Kandor”) y cuyo objetivo es agregar la Tierra a su terrible catálogo. De igual origen extraterrestre, inclusive del mismísimo Krypton, es el General Zod , en cuya versión original es un militar con un pasado en común con Jor –El, el padre de nuestro héroe y que conoce sus debilidades. 

Se necesita de toda la maldad, el ingenio y la fuerza para acabar con Superman… ¿podrá alguno de estos villanos acabar para siempre con el Hombre de Acero? La batalla está muy lejos de terminar. 


Poderes bajo un Sol Amarillo 

Superman, rebotando balas, por Alex Ross.

Con el paso de los años, Superman fue adquiriendo cada vez más poderes, entre los que se encuentran su súper fuerza, velocidad, resistencia y capacidad de volar, los más reconocibles; visión de calor, térmica y rayos x; está dotado de una súper inteligencia (de ahí su capacidad moral, pero también un gran interés científico), e incluso posee un pequeño campo de invulnerabilidad que puede mantener hasta a su traje sin desgarrarse. Igualmente, Superman cuenta con dos grandes debilidades: por un lado la Kryptonita, fragmentos de su planeta que llegaron al explotar y que pueden causarle incluso la muerte (e infinitos otros síntomas, dependiendo de su color); y a pesar de aguantar golpes, rayos y disparos como nadie, tampoco es ajeno al poder de la magia, convirtiéndose en su otra gran amenaza.