viernes, 3 de agosto de 2012

Triple Equis

Les aviso, está pasando. Mientras lees esto, la metamorfosis ya comenzó. Aunque tal vez sería mejor decir que terminó, dadas las circunstancias. Me siento diferente. Más activo. Lamentablemente aún sin superpoderes, pero hey, más sabio -si se puede decir- más experimentado, más persona.

Está pasando.
Tengo treinta años.

Recuerdo que mi crisis de vejez llegó como a los 27. En un afán hollywoodesco, desperté una mañana y quería mantenerme en esa edad por siempre: mi mente jamás había superado la adolescencia, y veía los 28 como un plomo, un peso muerto que solo te arrastraría en las olas del tiempo hasta hundirte en el mar de los deberes, de los adultos, donde todo ya no brilla y la vida deja de encantar y se vuelve tarea. Pensamiento pendejo y algo ahueonado, tienen toda la razón. La vida te pasa mientras estás temiendo otras cosas, y si te preocupas demasiado, te quedaste ahí. Estancado. 


Mi teoría es que los cumpleaños no son más que una fecha para festejar, comer torta y abrir regalos. Cuando realmente creces es un mes o dos antes o después de ese día, una vez digieres lo que tienes, y descubres en alguna acción involuntaria (un favor que antes no hacías, una chaqueta más gruesa al salir, un no que antes hubiese sido fijo un sí) que estás madurando. O siendo mejor, actualizado. Me ha pasado por años. Por eso ahora estoy seguro de que ya tengo treinta, y que está pasando.

Lanzo estas líneas porque el primer cambio que quiero hacer -aunque sea por esta vez- es escribirles yo a ustedes. He recibido tantos regalos en mi vida -tipo afortunado, además- tanto compañerismo, energía y afecto de su parte que -de alguna forma- siento que no soy yo el que debería ser celebrado, sino al revés.


Están los que me leen. Los que me odiaron. Los que me quieren. Esos que me tienen cariño por una estupidez que hice cuando era cabro y los poquísimos que lo hacen por mi pega y por como veo al mundo. Para todos los que me apoyan, aunque ya no me hablen. Para los que me hablan y no me apoyan. Para la gente de mi pasado, mi familia, mi amor. A todos ustedes los cargo en mis recuerdos con orgullo y la gran parte de mis personajes, creaciones e ideas, viene directamente de su inspiración constante. 

Los que me conocen bien -o tal vez sea mejor decir que en el momento justo- saben que no sólo soy naturalmente mamón, sino además emocional, sentimentaloide y con algunas vetas al cursismo que a veces se me escapan.  Pero no por eso lo que les digo y agradezco es menos cierto. He vivido, en estas tres décadas, tantas aventuras como para hacerme un cómic de mi mismo -les digo, sólo estoy esperando por los poderes- y los superhéroes que me acompañaron en cada una de esas historias son mis mayores tesoros. Mi pasaje, mi colegio, el DUOC, la historieta, la Fundación. Cuánto me han dejado, cabros, chicas. Cuanto les agradezco a todos toparse en mi camino y dirigir, de alguna forma u otra, esta metamorfosis.


Cumplí treinta y me gusta el tipo que veo en el espejo. No la ha tenido tan fácil, pero si agradecida, sin ningún arrepentimiento y con una compañía espectacular. Gracias miles por envolverme esta vida en papel de regalo. 

Está pasando. Tengo treinta. Triple Equis.
Feliz cumpleaños para todos.

Sebas